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PIADOSA Y CARMELITANA HERMANDAD Y COFRADIA DE NAZARENOS DE
NUESTRO PADRE JESÚS DEL CONSUELO Y MARÍA SANTÍSIMA DEL MAYOR DOLOR

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De igual forma, a través de este medio, la hermandad pondrá a disposición de hermanos y devotos de todas sus publicaciones y documentos de interes de menera online, son objeto de ello las publicaciones de cartel y boletin CIRINEO, nuestras REGLAS o ESTATUTOS, etc.
Tambien en este, abrimos nuestra oficina virtual, oficina esta, que nos ofrecerá la posibilidad de gestionar nuevas altas, hacer sugerencias y peticiones, etc. a traves de la red.
Esperamos que este medio se convierta en un nuevo amigo para hermanos y devotos, llevando a sus hogares la realidad de su hermandad.

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LA PASION 1977

RECUPERAMOS EN PDF ON LINE EL PROGRAMA EDITADO POR LA FAMILIA CANTOS LOBATO DEDICADO A NUESTRA HERMANDAD CON MOTIVO DE SU 50 ANIVERSARIO.

LA PASION 1977


AQUÏ LA PORTADA DE DICHA PUBLICACIÓN


Dada la curiosidad despertada por esta publicación, y puestos en contacto con sus editores, os dejamos la historia de esta primera revista oficiosa de la Semana Mayor Sanluqueña con orígenes claramente identificados con la Hermandad del Consuelo.


HISTORIA DE LA REVISTA “LA PASIÓN”
 
A mediados de los años 50 y hasta principios de los 60 del pasado siglo, en Sanlúcar había una revista sobre la Semana Santa de esta ciudad denominada SEMANA MAYOR SANLUQUEÑA, que desapareció sobre 1962.

Mi padre, Antonio Cantos Romero,  hermano fundador de la Hermandad del Consuelo, inquieto de naturaleza y queriendo dar un mayor realce a su hermandad, empieza a editar ese mismo año unos dípticos en los que constaban fotos -delantero con el Cristo y trasero con la  Virgen- de esta Hermandad, día de salida, horario e itinerario de la misma durante la Semana Grande.

En 1964 se plantea editar algo mejor, unas hojas donde, obviamente, la preponderancia la ocupe su/mi hermandad y en las que ya se hacen constar todos los itinerarios y horarios de las cofradías sanluqueñas. Así se editan un par de hojas -cuatro páginas- donde constan, aparte de lo reseñado, varias fotografías.

Al año siguiente, quiere ser más ambicioso y ve la luz el primer número de LA PASIÓN, de tamaño reducido -una octavilla de forma apaisada- pero ya con portada, contraportada y un número de páginas -12-, con dos colaboraciones literarias. Esa fue la fundación de la revista con su nominación definitiva. A partir de 1968 y a instancias de algunos paisanos, se le añade en su título el año de la edición para hacer más cómoda la colección de la misma.

En 1966, llega más lejos y edita una nueva revista tamaño cuartilla, con más colaboración literaria, hasta llegar a 1967 en que la revista adquiere el formato y el contenido definitivo.

LA PASIÓN se presentaba en magnífico papel cuché de gramaje extra con 120 gramos de peso y 150 gramos para la cubierta, con un formato de 16x24 centímetros o, lo que es lo mismo, de cuartilla prolongada, y un total de 48 páginas.

Hasta 1976 la portada fue monocromática, incorporando el color a la misma a partir de 1977, en que se tiraba en cuatricromía. Su proceso era totalmente artesanal, confeccionando las galeradas del texto con los tipos de plomo, uno a uno, juntándolas hasta formar la página de que se tratara, siendo la imprenta Gutenberg la encargada de su ejecución. Se encuadernaban con grapa central y se imprimían 1.000 ejemplares, que se agotaban con prontitud. Los dos últimos años -1979 y 1980- la cubierta se encargó a la imprenta Santa Teresa, porque disponían de impresión offset y resultaba más económica que de la manera antes citada.

Yo colaboré con él desde el primer momento, convirtiéndome en editorialista de la misma -lo que en argot periodístico se conoce como la tercera-, denominando PÓRTICO a esa página, porque quería ser el aldabonazo de llamada al disfrute de la Semana Santa y también como prólogo de ella, al ver la gran acogida que tuvo en los sanluqueños, que ya en las vísperas reclamaban a mi padre la presencia de la misma en las papelerías (se vendía en la Papelería de Alicia, que se encontraba entre la Barbiana y la peluquería, y en la Librería Luengo, ambas en la calle Ancha) siempre con el mismo sentido de ofrecimiento a los sanluqueños de dentro y fuera y de agradecimiento a los anunciantes. En 1974 también me convertí en articulista -ya hasta el final de su publicación- de la revista para poder reflejar en sus páginas mis emociones, mis sensaciones y mis sentimientos cofradieros.

Ciñéndome a sus continentes y a sus contenidos he de decir que en las dos primeras portadas -1966 y 1967- se exponían sendos dibujos a plumilla con motivos pasionistas del que esto escribe; en 1968, una foto del paso de la Virgen de los Dolores iluminado sólo con la luz de su candelería, figurando en primer término una farola encendida de la calle por la que pasaba; en 1969, un nazareno porta la cruz de guía de la Hermandad de la Oración en el Huerto; en 1970, un fotomontaje del Cristo de la Vera Cruz; en 1971, un dibujo pasionista de Francisco Gil Cano; en 1972, otro grabado del mismo autor; en 1973, una foto del perfil de Jesús del Consuelo; en 1974, una fotografía del rostro de Jesús Cautivo; en 1975, otra de la Virgen de la Esperanza; en 1976, una foto de la Virgen de la Soledad del Santo Entierro. Ahí terminan las cubiertas monocromáticas pues ya en 1977 se introduce el color en las mismas, comenzando con una foto de Jesús del Consuelo; en 1978, una del Cristo de la Oración en el Huerto; en 1979, otra con el Cristo de la Humildad y Paciencia y en 1980, otra con la Virgen de los Dolores.

En 1974 se decide dar una vuelta de tuerca a la revista e incluir en la misma las historias de las cofradías, haciéndolas coincidir, en su caso, con las efemérides de alguna de ellas, o de forma aleatoria. Así, en el año antes citado, la de la hermandad del Cautivo (bodas de plata); en 1975, la de la Esperanza (bodas de oro); en 1976, la del Santo Entierro, por ser la más antigua; en 1977, la del Consuelo (cincuentenario); en 1978, la de la Oración en el Huerto (una de las más modernas); en 1979, la de la Humildad y Paciencia; por último, en 1980, la de la hermandad de los Dolores.

            El formato interior era variado, teniendo siempre como punto de referencia el incluir en ellas la foto de una imagen -en algunas ediciones en lugar de en blanco y negro se les daba un fondo color magenta, celeste o cualquier otro- de cada una de las cofradías que procesionaban -horarios, itinerarios (éstos facilitados por la Unión de Hermandades) y estrenos-, artículos literarios y poemas. En 1972 hicimos la salvedad de incluir en ella todos los pasos de la Semana Santa de entonces. Todo ello, salpicado, como era lógico, por los anuncios que hacían posible su edición.

El alto contenido literario de LA PASIÓN la cualificaba grandemente. En ella colaboraron (se sitúan por riguroso orden de aparición en las sucesivas ediciones) plumas escogidas como las de Fray Gonzalo de Córdoba -Ofmcap- de la Real Academia Española; Manuel Barbadillo Rodríguez; Guillermo Díez Cuevas; Manuel Barrios Masero; Francisco Montero Galvache; Eduardo Domínguez Lobato; José Parada Orcha; Cesáreo Ruiz Agudo; Fray Alberto de Galaroza -capuchino-; Enrique Sánchez Pedrote; Camilo Aguilar Martínez, Manuel Berlanga Barba; José Luis García Cabral; Miguel Ángel Zambruno Cerdán; Francisco Gil Cano; Manuel Vadillo de Ahumada; Juan Antonio Garat Ojeda, que nos cedió su celebrado pregón de 1969 para su inclusión en la de 1970; Fray José Martín de Sanlúcar -capuchino-; Fray Alejandro de Málaga -capuchino-; Benito Pérez; Daniel Pineda Novo, de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras; José Cantos Romero; Antonio Zambrano de Caso, y el que suscribe; y la colaboración del Círculo de Artesanos con la descripción completa de los pregones de Semana Santa que antaño organizaban.

Hay que destacar sobremanera el esfuerzo que suponía en aquella época sacar una revista de tal calibre a la calle y el trabajo de campo que tenía, con varios frentes abiertos: la relación con los anunciantes -fundamentales-; con los colaboradores literarios; con los fotógrafos de la localidad -Ricardo y Pielfort cedían sus fotos graciablemente-; con las cofradías, para que nos facilitaran todos los datos necesarios -nunca pusieron el más mínimo inconveniente a nuestro requerimiento- para poder incluir en ella sus estrenos; y con la imprenta, con los mil y un detalles que esta precisaba. Se realizaba un trabajo muy intenso en sólo dos meses para que estuviera en la calle en la fecha señalada.

En 1970, en pleno trabajo de la revista, fallece su fundador el 15 de enero, haciéndonos cargo sus hijos de la terminación de la de ese año y la continuación de la misma hasta 1980, en que ya los elevados costes hicieron casi imposible su edición, decidiendo de mutuo acuerdo dejar de publicarla en todo su esplendor antes de tener que reducir su presentación y su contenido y perder la dignidad con la que él la había dotado desde sus inicios. Sin embargo quiero dejar constancia de la gran colaboración y el apoyo de los comerciantes e industriales sanluqueños sin cuyo concurso económico no habría sido posible su edición.

Tal fue el éxito de la revista, que traspasó los límites de nuestras fronteras, llegando hasta el extranjero -Francia, Alemania, Suiza, Bélgica…-, solicitada por sanluqueños que residían en aquellos países o llevada allí por los que nos visitaban en la fiesta de la Semana Grande del cristianismo.

En palabras de Eduardo Domínguez Lobato, dedicadas a su fundador con motivo de su fallecimiento, en la revista de 1970 se daba fe de este aserto: “… Su propósito no era otro que llevar el nombre de Sanlúcar y los perfiles de nuestra Semana Mayor a todos los puntos de la geografía española. Y lo consiguió en toda su plenitud, con dignidad, sencillez y constancia. Aun recordamos la íntima y noble satisfacción con que mostraba cartas y misivas emocionadas, llegadas desde sanluqueños lejanos de dentro y fuera de nuestras fronteras. …”

Quince años después, en 1995, Telesanlúcar quiso rendir un homenaje a nuestra Revista, glosando la figura de su fundador, la temática de la publicación y el prestigio alcanzado por la misma, interviniendo en el programa mi hermano y yo como póstumos editores. 


ANTONIO JOSÉ CANTOS LOBATO
 

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